El desafío de organizarse cuando todo sucede bajo el mismo techo
Cuando trabajas desde casa, todo se mezcla: el trabajo, la familia, la comida, la ropa por doblar, el perro que ladra. Es como si cada rol tirara de ti al mismo tiempo.
La casa se vuelve oficina, escuela, guardería, espacio de descanso… y tú quedas en el centro del huracán. La línea entre lo personal y lo profesional se diluye y, sin darte cuenta, estás disponible para todos, menos para ti.
Por eso, más que técnicas de productividad, necesitas claridad, estructura y, sobre todo, límites saludables.
Por qué tantas madres se sienten desbordadas trabajando desde casa
Especialmente cuando eres madre o llevas la gestión del hogar, probablemente enfrentas una presión invisible: rendir como si no tuvieras familia, y cuidar como si no tuvieras trabajo.
A eso se suma la famosa carga mental: recordar citas, comidas, compras, fechas importantes. Todo eso ocupa espacio en tu mente y te drena energía.
No se trata de que “te falta disciplina”. Se trata de que estás sosteniendo demasiado, muchas veces sola. Y nadie nos enseñó a organizarnos cuando todo depende de nosotras.
En mi caso, antes de formarme como coach, sentía que tenía que estar disponible para todos, incluso cuando necesitaba trabajar. Me interrumpían constantemente y yo lo permitía, por miedo a parecer egoísta. Hasta que comprendí que no estaba priorizando ni mi proyecto ni mi bienestar.
El cambio empezó cuando aprendí a poner límites desde la claridad, no desde la culpa.
Claves para tomar el control: lo que sí funciona
Define tus bloques de tiempo (y protégelos)
Organiza tu día por bloques: trabajo, tareas del hogar, autocuidado, descanso, tiempo con tus hijos. No tienen que ser perfectos, pero sí intencionales.
Así reduces la fatiga de tener que decidir cada hora qué hacer, y te enfocas en una cosa a la vez. No todo cabe en un mismo día, y eso está bien.
Establece límites claros con tu entorno
No es fácil, pero es necesario. Comunica tus horarios y momentos de concentración. Usa señales visibles (puerta cerrada, auriculares, cartel) para que tu familia entienda que estás trabajando.
En mi caso, un simple cartel en la puerta que dice: “Estoy trabajando, vuelvo a estar disponible a las 12:00” ha hecho una gran diferencia.
Al principio costó, pero con constancia, lo empezaron a respetar.
Estás en casa, sí, pero eso no significa que estés disponible todo el tiempo. Significa recuperar el poder de decidir cómo usar tu tiempo, de vivir y trabajar sin sacrificar tu bienestar.
Crea rituales de inicio y cierre de jornada
Empezar el día con un pequeño ritual te ayuda a enfocarte: puede ser escribir tres prioridades, tomar café en silencio o revisar tu agenda.
Cerrar también es clave: guardar lo que usaste, estirarte, cambiarte de ropa. Tu cerebro necesita señales claras para entrar y salir del modo trabajo.
Esto te protege del “estoy todo el día trabajando y no termino nada”.
Organizarte mejor trabajando desde casa no significa tenerlo todo bajo control.Se trata de encontrar una forma de vivir y trabajar que tenga sentido para ti, sin sacrificar tu bienestar.
— Vicky Noriega, Coach
Cómo evitar caer en la trampa de la multitarea
Responder correos mientras cocinas. Atender una reunión con un niño en brazos. Escuchar un podcast de negocios mientras barres.
Suena productivo, pero no lo es. La multitarea fragmenta tu atención, agota tu energía y te hace sentir que nunca terminas nada del todo.
Una cosa a la vez, incluso si parece más lento, es más sostenible. Tu mente y tu cuerpo lo van a agradecer.
Herramientas simples para planificar tu día sin sentirte esclava de la agenda
No necesitas una app nueva cada semana. Necesitas una estrategia que puedas sostener.
Prueba con estas ideas:
- Lista de tres prioridades: cada mañana, escribe solo tres cosas importantes. No diez. Tres.
- Agenda visual semanal: coloca tus bloques en un horario que puedas ver.
- Técnica Pomodoro: trabaja 25 minutos, descansa 5. Y repite.
- Herramientas útiles: Google Calendar, Notion, Trello o simplemente papel y bolígrafo.
Menos es más. La clave está en ser constante, no perfecta.
Preguntas frecuentes sobre organización y trabajo desde casa
¿Y si no tengo ayuda?
Empieza con lo mínimo. Aunque solo tengas una hora al día para ti, protégela con fuerza. Esa hora puede mover montañas si la usas con intención.
¿Y si me siento culpable al poner límites?
Poner límites no te hace egoísta. Te hace responsable. Tu energía también merece cuidados.
¿Y si no cumplo con lo que planifico?
Ajusta. No te castigues. La planificación debe adaptarse a ti, no tú a ella. Sé flexible pero comprometida.